Encontramos los números a lo largo de nuestras vidas y no reparamos en ellos, siempre están a nuestro alrededor transmitiendo unos contenidos invisibles.

En el mismo instante en que nacemos surge el dígito numérico en nuestra existencia, nacemos un día determinado, a una hora, en un mes y un año, nuestros padres deciden con cariño un nombre, el cual nos acompañará nuestra existencia, a dicho nombre le seguirán unos apellidos que darán constancia de nuestra historia generacional.

Esos nombres y apellidos, con sus correspondientes letras tienen a su vez una determinada vibración que corresponde a un número, cuya suma nos dará una información sorprendente.

Conforme nos vayamos haciendo mayores los números permanecen en nuestro entorno, número de teléfono, número de edificio donde vivimos, número de D.N.I. etc…

Todos estos números tienen como único fin un uso práctico, la numerología nos abre las puertas a esos números y nos da una forma de entenderlos, nos permite descubrir que la casualidad no existe, que esos números que nos han tocado aportan una información esencial y muy especial de nosotros mismos y de nuestra vida.